La autenticidad como base de una imagen coherente

Es curioso cómo vamos creciendo y por imitación, adquirimos comportamientos automáticos que puede que nunca nos lleguemos a cuestionar.

Es así, te comportas de determinada manera de acuerdo a lo que la sociedad quiere que hagas para que seas aceptada por todos.

 

Mucha gente no se acepta porque no entra dentro de los cánones establecidos.

 

Nos han dado pautas para vivir de manera “correcta” y conseguir así el visto bueno. Esas pautas, también dictan como debes ser y cómo vestirte para poder así sentir que perteneces al grupo y no ser rechazada.

Porque la palabra estrella es el éxito y lo vinculan con la buena opinión que se tenga de ti, la cual sería una especie de meta.

Por supuesto, las palabras fracaso, rechazo, olvido, soledad, están vinculadas al miedo y a lo que te sucedería si no cumples los requisitos para “triunfar”.

Es como si te dijeran, tienes que prepararte para estar bien de cara al exterior para que te quieran. Toda esta información es la que hace que te vayas alejando de ti, que viviendo en tu propio cuerpo te desconozcas.

Que te pregunte, por ejemplo, cuál es tu estilo y te quedes un rato pensando, es verdad ¿cuál es mi estilo? Lo menos importante sería esa pregunta en este caso.

Ahora imagina cuestiones como quién eres, qué te gusta, tus aspiraciones, y si esas preguntas las respondes desde dentro o desde la opinión externa.

La sociedad quiere que seas una más y no tu misma, cuando lo importante no es que te acepten, sino que te aceptes tu primero.

Y por ese capricho, para ser feliz necesitas tener una carrera, un cuerpo determinado, una piel perfecta y un pelo fantástico. ¡Ah! Me olvidaba del novio ideal y los hijos, certificado en las redes sociales con una sonrisa.

 

Bla, bla, bla…


Es una programación que empieza desde muy pequeña y puede perdurar toda una vida. Cuando vas viendo que eso no se cumple, empiezas a sentirte mal contigo misma, pues no estás cumpliendo con las expectativas sociales.

De alguna manera es comprensible que muchas chicas sientan que han fracasado al no cumplir con estas expectativas.

 

Imposible pararse a pensar cuál es nuestro estilo sin saber responder a preguntas esenciales.

Ahora bien, es nuestro deber entender, que la sociedad dice una cosa, pero nosotras somos lo suficientemente inteligentes para autodescubrirnos y conocer lo que nos hace felices.

Cada persona es única, imposible hacer comparaciones, aunque lo veamos cada día. Si cada persona fuese consciente de que por el hecho de existir es auténtica, no habría hueco para infravalorarse y compararse con los demás.

El sentimiento de fracaso y tristeza se produce al querer tener lo que vemos fuera, cuando dentro de nosotras tenemos un universo entero.

Debemos mirar dentro y empezar a valorar todo lo bonitas que somos. Las peculiaridades, los talentos, eso que nos hace únicas e irrepetibles.

Encontrar lo que nos motiva y enfocarnos en ello. Mirar nuestro cuerpo como un templo sagrado al que tenemos que cuidar, agradeciendo que esté sano y libre de peligro.

Si miramos dentro y comenzamos a cultivar nuestro interior nuestra vida da un giro en positivo en todos los aspectos.

 

La autoestima es fundamental.

 

Tener un buen autoconcepto es primordial. Recuerda que tú eres tu mejor amiga, nadie más te va a querer más que tú, por eso debes ser la primera en mimarte.

Saber que con tus cosas buenas y malas, estás haciéndolo lo mejor que puedes y sabes. Que nadie puede venir a decirte que no vales, porque tú sabes perfectamente que sí y a las pruebas de la vida te remites.

No temer a los fracasos/derrotas porque son puro aprendizaje. Que de eso se trata para conseguir la mejor versión de ti.

Trabajar la autoestima cada día, que no es más que hacer lo que te gusta y dedicarle tiempo.

Todo esto es importante para vivir una vida en coherencia contigo misma, que lo que digas y haces manden el mismo mensaje al exterior.

 

Una vez entendido todo esto, tu imagen será un reflejo de todo lo demás.

 

Cuando hablo de imagen no solo me refiero a la ropa, sino a la hora de desenvolverte. Porque no es ponerte la ropa y ya, sino llevarla segura de que ella se encargará de hablar por ti cuando tu no pronuncies palabra.

Esa seguridad que aporta ser tú misma sin necesidad de pretender ser nadie más, con la paz que eso supone.

Si te produce curiosidad saber el estado de tu autoestima, aquí tienes un test con el que hacerte una idea.

 

Cuéntame, ¿cómo está tu autoconcepto?

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