Los primeros 20 minutos.

¡Hola, hola! 

Hoy te invito a reflexionar con esta pregunta.

¿Cómo son los primeros 20 minutos de tu día? ¿Qué haces? o ¿En qué piensas?

Ahora entenderás por qué te lo digo.

Parece una tontería, pero los primeros 20 minutos de tu día, son condicionantes para el resto. 

La energía o el humor hacen un copia y pega a nivel subconsciente, mientras tú piensas que todavía estás despertando. 

Esto es algo que hacemos de manera inconsciente.

Enfocamos pensamientos o energía hacia un lado o al otro de la balanza, siendo un extremo el lado positivo y el otro el negativo, o si hablamos de vibración energética puede ir desde alta o baja siendo la alta gozo, gratitud prosperidad…o bajas como la culpa, la rabia, frustración… 

Dependiendo de nuestras circunstancias el marcador se posicionará y tu cerebro activará «el ánimo del día».

Una que se termina de despertar mientras se prepara y resulta que su día ya está determinado por cómo se está sintiendo con los primeros pensamientos de la mañana, aparentemente insignificantes.

Creo que es un dato super interesante para hablar de la higiene energética o mental. Un área más en la que ir poniendo consciencia y ser dueña de mi actitud.

Pero lo más interesante para mi y por lo que realmente he querido poner esta reflexión en la mesa, es por la relación que hay con tu armario.

Imagina que tienes una época así como «obtusa» (mala, mala) y en una de esas mañanas abres el armario y el S.A.V (te explico lo que es en este enlace) te da en toda la cara.

Quieras o no es un punto extra para que tu cerebro active el modo «día de mierder doble». Porque encima de mi rachita, no tengo nada que ponerme, cojo la última opción que tampoco me encanta y salgo porque  es que además voy a llegar tarde.

Soy sensata, el armario no soluciona ni a empeora la vida, pero ese punto extra dentro de esos 20 minutos cruciales, puede salvarte de un «día de mierder doble» por un «día de mierder» que ya pasará.

El armario puede dejar de ser un inconveniente más en mi vida y al menos darme ese empujoncito. Que el espejo al salir me diga «obtusa pero pibón» y me guiñe el ojo.

Para mí, estar en una de esas épocas y que el armario no me acompañe se me haría más difícil. 

Sería como no encontrarme a mi, perder el faro que me recuerda quién soy y cómo mi ropa me lo refleja.

Entendiendo que nuestro estilo es una variante de nuestra personalidad. 

Con ese color que me empodera… con ese estampado que me da vida… con esa camiseta que me encanta…

En esos momentos mi ropa me arropa, nunca mejor dicho y me encanta pensarlo.

Por eso mi insistencia en tener un armario basado en una misma, re-descubrirnos y sentirnos seguras en nuestra segunda piel, que es la ropa.

No sé cómo lo ves tú, ni cual es tu relación con tu armario o si estás familiarizada con esto, pero me encantaría saberlo.

Espero que el dato haya sido interesante y que de alguna manera te haya servido.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *