¿Qué es el S.A.V?

¿No te resulta paradójico el hecho de tener el armario repleto y llegar a pronunciar la frase no tengo nada que ponerme? Y seguidamente oigas al lado tuyo un «pff…¡si tienes el armario a reventar!», sintiéndote mal porque no sabes cuándo, ni dónde, ni por qué te sientes así.


¿Te pasa lo mismo? Entonces déjame decirte que padeces lo que yo llamo el S.A.V.
Nada grave, sólo es una expresión figurativa que he creado.
 

Sus siglas corresponden con Síndrome del Armario Vacío. Ropa en cantidad, pero un porcentaje mínimo es el que te resuelve la papeleta y lo que te pones realmente.

Vamos, «mucha ropa y pocas nueces» 😛

Habría que preguntarse entonces qué te ha llevado a llenar un armario que no responde cuando lo necesitas. La respuesta para mi es lógica, no te has parado a pensar qué es lo que necesitas que vaya acorde con tu estilo de vida.

Tranquila, no eres a la única que le pasa. La verdad es que hay una realidad clara, y es que las tiendas están hechas para seducir…Todo precioso, el olor envolvente, la música acompañando, te da subidón, esto me encanta y… ¡Voilà!

Las típicas frases de esto para un día que salga, o… se lo vi a tal chica y me encantó como le quedaba

Si no somos conscientes de todos esos factores «hipnotizantes», pasa lo que pasa.


Miles de “razones” y así hasta llenar un armario completo que sirve para poco.
 

Incluso podríamos dividirlo en secciones:

Sección 1 “Con etiqueta”,

Sección 2 “No repetir”,

Sección 3 “Ya no se lleva”,

Sección 4 “Talla no corresponde”,

Sección 5 “No me gusta cómo me queda”,

Sección 6 “¡Reencuentros!”.


Y en un rinconcito muy pequeño, con cuatro prendas, la sección más castigada, Sección 7 “de diario”.

Como se puede apreciar, podría dedicar un post a cada una de las secciones, ja ja.

En definitiva, todo esto se traduce en un armario desequilibrado, con más prendas de un tipo que de otras, produciendo una descompensación total.

Lo que viene siendo que se te presente algún tipo de situación y salga el (hashtag) ¡No tengo que ponerme!

El caso es que, esa sensación que a todas nos ha pasado alguna vez al abrir el armario, tiene su explicación y no tiene que ver con la cantidad.

Cuando aparece este trending topic de los armarios, la traducción emocional es: no me veo reflejada en la ropa que tengo delante.


Las consecuencias que derivan de este tipo de armarios son silenciosamente notorias.
 

El hecho de no encontrar nada produce una sensación de frustración contigo misma que influye en tu humor y por lo tanto, al sitio donde vayas. Básicamente te lo chafa.

Porque si en algún no tienes dinero/tiempo para seguir con la dinámica de comprar ropa a demanda, saldrás con lo que más de el pego. Con comprar ropa a demanda quiero decir que compras cada vez que sales por ahí, porque lo que tienes no pega ni con cola.

O sea, con una mala cara que en vez de fiesta parece que vas a un sitio al que no te apetece nada ir. Fiesta igual a drama.

Al final ves condicionado tu estado de ánimo por dos trapitos que pudiste combinar a duras penas y no se puede consentir.


¿Resultado?

 

Gran sensación de incomodidad e inseguridades varias que te hacen pensar que todos te miran y saben por qué vas fatal, aunque no sea así.


Bueno, ya tenemos identificada la problemática, ahora vamos a por las soluciones.

 

Ahora que hemos desmenuzado el S.A.V. quiero que te olvides de esa sensación agridulce que te ha aguado la fiesta más de una vez.

Voy a hablarte de lo que necesitas  para solucionar ese conflicto y olvidarte de él para siempre.

Déjame decirte que todo ese desequilibrio en el armario parte de un desconocimiento de una parte de ti.

En este caso empezaríamos por tu estilo, ¿sabrías identificarlo? ¿cuándo vas de compras te acuerdas de él? Tómate un tiempo para pensarlo…

El estilo es la base para construir un armario, tu personalidad hablando a través de tu ropa.

No hay ninguno mejor que otro, ni iguales al cien por cien. No conocerte en ese aspecto producirá que te dejes llevar por las tendencias y tirando de compras en demanda que a la larga no es útil.

Luego le sigue la parte física, ¿sabes qué tipo de cuerpo tienes? ¿tus colores? Cuando no se tienen este tipo de cuestiones resueltas, se contribuye a la mala compra y a llenar el armario en vez de crearlo.


Fuera dolores de cabeza.

 

Estos tres factores son los más importantes a la hora de empezar a construir un armario que te resuelva la papeleta ante cualquier situación.
Un armario a prueba de bombas, que cuando se presente cualquier evento inesperado te responda y tú estés segura completamente de tu elección. Me pongo más chulita, un armario que ya lo tenga todo combinado basado en ti.

Sin gastar más ni menos, invirtiendo de manera inteligente en un armario donde no existan las secciones antes mencionadas, sólo cápsulas conscientemente seleccionadas.

¡Ojo! El SAV se puede confundir con otras crisis que son normales en ciertas etapas de nuestra vida. A medida que pasa el tiempo vamos evolucionando, cambiando de perspectiva, es ley de vida.


Lo que te gusta a los veinte puede no gustarte a los treinta, menos a los cincuenta.

Puede llegar un momento en el que abras el armario y ya no te encuentres en él, porque eres otra y ya no va contigo.

Son momentos en los que te sientes como colgando, quieres ponerte lo que se supone que te gustaba pero ya no te identificas como antes y no entiendes qué te pasa.

Tener esta especie de crisis, sin tener claros los aspectos anteriores hace que te sientas más perdida aún.

Siendo consciente de esto, lo miras desde la consciencia. Se trata de una cuestión de “muda de personalidad” que demanda un estilo que la arrope, nunca mejor dicho.

No te preocupes. Tal y como he dicho en publicaciones anteriores, te iré explicando el paso a paso para que consigas resolver todas esas cuestiones.

Verás que no tiene nada de complicado, cambiará tu manera de comprar y te servirá para el resto de tu vida…


¿Te surgen dudas después de haber leído esta publicación?

Ya sabes, ¡cuéntame! 😉

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